UNIRIOT | TRADUCIDO POR CONTRAPODER
Fini no es De Villepin y a la derecha italiana le cuesta perder su naturaleza autoritaria. Una derecha no autoritaria, de hecho, ante la ola de protestas, habría dado marcha atrás, con mayor razón porque el gobierno está en las últimas. Pero no, después del techo de Arquitectura, los finianos ponen de manifiesto la pasta de la que están hechos y desde Lecce, el Presidente de la Cámara, nos hace saber que el DDL Gelmini es la mejor cosa hecha por este gobierno.
Las palabras de Fini nos ayudan a ver claro un hecho: con el fin del soberano de Arcore no acaba el problema, en todo caso comienza otro nuevo, que haya un gobierno de unidad nacional dirigido por Draghi o que se vaya a las elecciones con una lista cívica que una a los Futuristas y D´Alema, a Casini y Montezemolo. Y lo confirman las palabras del mismo D´Alema que, en vez de confirmar que primero se retira el DDL y después se discute sobre el pacto constituyente para gestionar el paso hacia la tercera República, se anticipa a todos y propone grandes amasijos sin pedir nada a cambio. ¡No se puede entonces hacer nada mejor que correr hacia el Senado y decir que nadie nos representa!
Por lo tanto dentro de palacio no se respira un buen ambiente y no hay que descartar que mañana la Cámara apruebe el DDL y lo reenvíe para el tercer y último examen en el Senado (*A fecha de hoy es lo que efectivamente ha ocurrido). No se descarta, pero tampoco es algo cierto. Mucho dependerá de cuan intensa sea la protesta, de lo que seamos capaces de hacer en Roma y en todas las ciudades italianas. Ya la pasada semana las votaciones se daban por descontadas y en cambio no ha sido así. La determinación con la que hemos asediado los palacios y bloqueado las ciudades ha sido decisiva, el clinamen que ha cambiado el signo de las cosas. Cierto, la policía ha cargado, pero nunca como ahora sus porras son inútiles contra nuestra indignación. Está en juego el futuro de la universidad pública, el futuro de una generación pillada entre la precariedad y el desempleo, no se trata de un problema de orden público. La “jovial” inteligencia con la que hemos rodeado el obstáculo y desplazado al adversario ha sido nuestra única “arma”, apropiarnos de los monumentos, ese patrimonio arquitectónico y artístico que en las manos de ese bandido de Bondi amenaza con perecer, un modo de hablar al mundo entero y exhibir el coraje de una nueva resistencia.
Y es justo este el tema que cuenta: ¿es posible un “25 Abril” (por recordar lo que prevé “la Repubblica”) cerrado en las tácticas de Palacio y de los partidos? ¿Es posible un “25 Abril” que lleve consigo DDL Gelmini, Collegato lavoro y modelo-Marchionne? La rabia de los estudiantes nos demuestra lo contrario y afirma un deseo de liberación que mira más allá del “psico-nano”. Por ahora el objetivo es claro, evidente, parar el DDL. Pero, se deduce sin más, que para parar el DDL habrá que “desenchufar” al gobierno. ¿Qué pasaría, de hecho, si mañana, a pesar de las protestas, que esperamos sean exuberantes, el DDL es aprobado en la Cámara? Sucedería que habría que continuar las luchas, que habría que asediar nuevamente el Senado y, también, que habría que manifestarse el 14 Diciembre para decir que nosotros la confianza a este gobierno se la hemos quitado hace ya tiempo. Esto porque no está dicho que el calendario del Senado garantice al DDL una votación antes del voto de confianza, pero también porque sólo censurando al gobierno desde abajo es posible imaginar una nueva fase constituyente en la cual la sociedad - los jóvenes, el mundo del trabajo, los inmigrantes- no sea aplastada por el desastre del Euro, de la deflación, de la desocupación y de la pobreza.
No existen procesos constituyentes sin la plaza, el resto son maniobras de palacio.
La misión es compleja y cuanto se ha hecho hasta ahora es ya una gran, importante, victoria. Y aun así por una vez tenemos que jugar la partida hasta el final, porque a diferencia que en 2008 la ley no lo es aún y la mayoría que tendría que aprobar la ley está a punto de desmoronarse. Una nueva temporalidad, esto tenemos que inventarnos. Tenemos que entender cómo resistir un minuto más que ellos, como mantener frescas nuestras mejores energías y como ser veloces, cómo no empantanarnos en discusiones que no sirven (que la experiencia pasada nos sirva de lección). Recordando a Deleuze-Guattari, no nos sirven ideas justas, pero “justo una idea”: creación, eso necesitamos! Si la mezcla de determinación y creatividad que hemos puesto en juego estos días consigue mantenerse viva en las próximas semanas es muy probable que los cálculos de Palacio pierdan su linealidad y nuestra victoria se haga realidad.
Si aun así esto no ocurriese, podremos decir que lo intentamos, que intentamos hacernos eternos, por un instante, por una vez, con la justa sobriedad de quien sabe que tras estos días nada será como antes.
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