La AU Contrapoder en respuesta al artículo “Los 10 grupos que agitan la
calle” por parte del periódico ABC manifiesta lo siguiente:
1. El periodismo tiene, o debería tener, la función social de
informar a la opinión pública de forma independiente y rigurosa, lo que
implica, como mínimo, el contraste de la información. Cuando un periodista
utiliza como única fuente los informes de espionaje alegal de la Brigada
Provincial de Información de la Policía Nacional (la antigua Brigada
político-social franquista), no sólo no cumple esa función sino que
desprestigia a toda la profesión.
2. El artículo 104 de la Constitución afirma que los Cuerpos y Fuerzas
de Seguridad del Estado deben “proteger el libre ejercicio de los derechos y
libertades ciudadanas (incluido el de opinión) y garantizar la seguridad
ciudadana”. Cuando en vez de velar por el cumplimiento de este artículo la
policía utiliza los recursos públicos de toda la ciudadanía para espiar a
personas y colectivos que hacen política pública y a cara descubierta no se
cumplen los requisitos básicos de un estado de derecho como en el que
supuestamente vivimos. No sorprende demasiado: esta es la misma policía que se
dedica a apalear a estudiantes de instituto que defienden su derecho a una
educación pública y de calidad, mientras no muestra el mismo celo en perseguir
a políticos corruptos, banqueros y especuladores que se benefician de la crisis económica mientras piden
sacrificios a la inmensa mayoría de la población.
3. En un contexto de crisis económica aguda, provocada en gran parte
por las prácticas especulativas de instituciones bancarias y empresas
financieras que como único castigo han recibido cuantiosas inyecciones de
dinero público, la clase política exige sacrificios al 99% -a los funcionarios,
precarios, desahuciados, parados y pensionistas- mientras desmantela el ya
precario Estado social español, resultado de las luchas por los derechos
sociales de los que nos precedieron. La AU Contrapoder, -que evidentemente
cumple con la normativa que le corresponde y en consecuencia dispone de un
local en la UCM, ante la conmoción expresada en el artículo al que nos
referimos- se alza como un actor más dentro de ese 99% de población que
no está dispuesto a dejarse robar el futuro, que propone alternativas y exige
que los causantes de esta crisis respondan de sus prácticas. Las protestas en
la calle, en los barrios y en las universidades, en las que Contrapoder
participa y participará, se insertan en esta línea de denuncia del expolio de
lo común y del retroceso en los derechos democráticos y sociales costosamente
conseguidos.
4. El artículo de ABC se enmarca en el intento por desprestigiar a las que
se oponen al status quo; consiste en deslegitimar la resistencia
social y las alternativas que esta ofrece, poniendo en marcha todos los
instrumentos a su alcance para frenar la respuesta de la sociedad que desde la
primavera pasada se está articulando en las calles y plazas del mundo entero.
La criminalización de los movimientos sociales, especialmente de los protagonizados
por los ciudadanos más jóvenes, se encuadra en esta estrategia. Tratar de
calificarnos despectivamente o silenciar hasta límites soeces nuestro
discurso político, llegando a afirmar que nuestros “objetivos verdaderos” son
enfrentarnos con la policía -como si la policía fuera algo más que el brazo que
obedece ciegamente las órdenes de políticos que a su vez obedecen a
banqueros y grandes empresarios, como si nuestro objetivo no fuera enfrentarnos
a los que mandan y no a los que ejecutan- o decir abiertamente que nos
dedicamos a manipular a nuestros compañeros estudiantes de instituto es un
intento, además de burdo, inútil. Son muestras inequívocas de que la finalidad
de este artículo no es otra que la de proferir injurias falaces que pretenden
restar fuerza y simpatía de la opinión pública a un movimiento social que, en
cambio, ha conseguido hacer repensar la política a millones de personas
llenando los pueblos y ciudades de voces que gritan que otra salida a la crisis
es posible, que los derechos sociales no se tocan, que no hay democracia si
gobiernan los mercados y que somos muchos y vamos a ser cada vez más.
5. Somos muchas, somos
más, luchamos por los derechos de todos, exigimos nuestro derechos a un
futuro digno: lo vamos a seguir haciendo, mano a mano con otros millones de
personas, desde la facultad de Ciencias Políticas de la UCM, desde las
asambleas de universidad, desde los barrios, los pueblos y las plazas.
¡Arriba
l@s que luchan!
Os dejamos el artículo de ABC: http://www.abc.es/20120305/madrid/abcp-grupos-agitan-calle-20120305.html
Los 10 grupos que agitan la calle
La Policía identifica a una decena de colectivos universitarios que buscan sembrar una «lucha a la griega» bajo la excusa de los recortes sociales
Las revueltas estudiantiles que se están fraguando en Madrid, como respuesta a los sucesos de Valencia, y que tuvo su primer botón de muestra el pasado 20 de febrero con el lanzamiento de objetos contra la sede nacional del PP, están orquestadas por grupos radicales juveniles. Así lo confirma un informe de la Brigada Provincial de Información de Madrid de la Policía Nacional, al que ha tenido acceso ABC, en el que se ponen nombre y apellidos a esas organizaciones, sus verdaderos objetivos y el apoyo que reciben desde el propio Rectorado de la Universidad Complutense.
El análisis policial detalla que la protesta no comunicada del día 20 no era «espontánea e inocente». Todo lo contrario, seguía «el mismo patrón, pautas y protocolos de actuación» de lo que viene ocurriendo, especialmente, desde que en 2009 comenzaran las algaradas contra el «Plan Bolonia». Entonces, «se produjeron diversos acontecimientos de masas, protagonizados inicialmente por los más jóvenes del sistema educativo, los alumnos de enseñanza media, convocados por una entonces desconocida Asamblea Interinstitutos».
Pero luego se supo por parte de los servicios de información que esa asamblea «esta teledirigida, dependiendo de cada centro educativo, por organizaciones ya no tan angelicales». Esas entidades no son otras que los «okupas» de Rompamos el Silencio, Izquierda Anticapitalista, el Sindicato de Estudiantes, el colectivo RiseUp (presente en la Universidad Carlos III de Madrid), la Unión de Estudiantes Progresistas (en la Rey Juan Carlos) y Contrapoder (en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Complutense). Esta última adquirió bastante protagonismo el año pasado tras la polémica por la toma de la capilla universitaria en el campus de Somosaguas por parte de un grupo de chicas que se desnudaron.
Su manera de operar, «entonces, al igual que ahora, eran utilizar de cebo a los más jóvenes», para los siguientes objetivos: «Arrastrar a la Policía a una espiral acción-represión-acción, favorable a sus intereses, buscando siempre la explotación de cualquier exceso policial real o imaginario».
También buscan un pretexto para comenzar una «lucha a la griega», extender la revuelta a la Universidad y propagarla a otros sectores sociales. En definitiva, recobrar el protagonismo perdido hace ya bastantes años.
Asamblea Interinstitutos
Para la Policía, la Asamblea Interinstitutos era la «pantalla» en la que se escondían las organizaciones mencionadas, «muchas de ellas de naturaleza anarquista o en general ultraizquierdista, dotadas de cierto espíritu combativo, pero con escasos medios y pobre organización».
¿Estaban solos, entonces? ¿Se autofinanciaban? La Brigada de Información concluye en el informe que «no estaban totalmente desamparados y desprovistos de apoyo». «Todo lo contrario —añade—, el Rectorado les proporcionó locales en distintas facultades de la Universidad Complutense. Se les suministraba toda clase de material gráfico, carteles, pegatinas, etcétera».
Y de manera organizada, por lo que se desprende del análisis policial, puesto que incluso «poseían furgonetas para trasladar el material, locales para almacenarlo y dinero para adquirirlo, incluyendo un centenar largo de litros de gasolina, destinada a la elaboración de cócteles molotov».
Ese peligroso material fue transportado en mayo de 2009 por dos personas que fueron detenidas y que eran miembros del Izquierda Unida incluso uno de ellos era vocal de distrito de esa coalición.
El informe concluye que «existen sobrados motivos» para hablar de que lo que estos días ocurre es una «nueva edición» de lo sucedido en 2009; eso sí, con algunas variantes, como la aparición de nuevos grupos anarquistas como la Federación de Estudiantes Libertarios o el Aula Social del Campus de Somosaguas, sin olvidar alguna de las comisiones del Movimiento 15-M, especialmente la Sección de Universidad y la de Educación. Esta última, resume la Policía, integrada por el sector del profesorado conocido como «camisas verdes».